domingo, 10 de abril de 2011

LAS CIUDADES SUTILES. 4



La ciudad de Sofronia se compone de dos medias ciudades. En una está la
gran montaña rusa de ríspidas gibas, el carrusel con el estrellón de cadenas, la rueda
de las jaulas giratorias, el pozo de la muerte con los motociclistas cabeza abajo, la
cúpula del circo con el racimo de trapecios colgando en el centro. La otra media
ciudad es de piedra y mármol y cemento, con el banco, las fábricas, los palacios, el
matadero, la escuela y todo lo demás. Una de las medias ciudades está fija, la otra es
provisional y cuando su tiempo de estadía ha terminado, la desclavan, la desmontan
y se la llevan para trasplantarla en los terrenos baldíos de otra media ciudad.
Así todos los años llega el día en que los peones desprenden los frontones de
mármol, desarman los muros de piedra, los pilones de cemento, desmontan el
ministerio, el monumento, los muelles, la refinería de petróleo, el hospital, los cargan
en remolques para seguir de plaza en plaza el itinerario de cada año. Ahí se queda la
media Sofronia de los tiros al blanco y de los carruseles, con el grito suspendido de la
navecilla de la montaña rusa invertida, y comienza a contar cuántos meses, cuántos
días tendrá que esperar antes de que vuelva la caravana y la vida entera recomience.

Italo Calvino, Las ciudades invisibles


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